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El Pacto de Mayo y la ausencia del campo

La firma del llamado Pacto de Mayo, celebrado ayer en Tucumán, ha dejado una serie de impresiones generadoras de expectativas y esperanzas de un proceso nuevo, tanto político como social, capaz de encontrar un destino común y un acuerdo de políticas públicas consensuadas, tan necesarias como urgentes.

En ese contexto, el pacto suscripto resulta un acierto.

Asimismo, y para que lo firmado nos contenga a todos, la representación, aunque mas no sea simbólica, debió contar con la presencia del campo en su genuina composición, ello en virtud de su distribución territorial y su aporte tanto al proceso productivo como al erario público.

Confederaciones Rurales Argentinas, con sus rurales de base, con su federal distribución, a lo largo y ancho del país, lamenta no haber sido convocada pese a la adhesión pública que la misma efectuara sobre los puntos contenidos en el acuerdo.

No es la vanidad la que sustenta la queja, sino que consideramos necesario que el diálogo con el campo sea con todos, incluso con quienes podemos tener ideas, propuestas o gestiones que no encuadren con las medidas dispuestas por el actual Gobierno, como lo hicimos, a su tiempo, con los anteriores.

La esencia del Pacto de Mayo, que lo convierte en virtuoso, es no sólo la aquiescencia de los amigos o allegados, sino la presencia del conjunto de la sociedad representada por sus instituciones genuinamente constituidas.

Confiamos en que las autoridades nacionales ampliarán la mirada sobre el sector productor y en el futuro, éstas serán convocadas en mérito a su historia y representación.

Agradecimiento del Presidente de CRA

Carlos Castagnani agradeció a CARSFE y brindó un saludo a los productores de Santa Fe luego de ser elegido como nuevo Presidente de Confederaciones Rurales Argentina (CRA). Planteó dos grandes objetivos de cara a los tiempos que se avecinan.

“Tengo el orgullo de ser productor santafesino. Entre los objetivos planteados quiero recorrer todas las confederaciones para estar cara a cara con los productores y escuchar sus preocupaciones en el territorio”, planteó Castagnani en sus primeras palabras luego de reemplazar a Jorge Chemes en la presidencia de CRA.

El productor que fue presidente de la Sociedad Rural de Venado Tuerto y también de CARSFE, durante dos períodos, resaltó que “Daremos prioridad donde hay inconvenientes climáticos para recoger todas las ideas y después trasladarlas a las autoridades nacionales”.

También manifestó que estará a disposición “de todas las Confederaciones que requieran que la Mesa esté presente en una entrevista con un gobernador o legisladores, allí vamos a estar presente”.

Carlos Castagnani es el nuevo presidente de CRA

Desde la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe, CARSFE, queremos expresar la enorme satisfacción por la designación de Carlos Castagnani como nuevo presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales (CRA)

Carlos Castagnani es productor agropecuario de Venado Tuerto, y cuenta con una amplia y distinguida labor gremial.

Fue presidente de la Sociedad. Rural de Venado Tuerto en los períodos 2003-2006 y 2011-2014; y presidente de CARSFE durante los períodos 2017-2019 y 2019-2021;

También se desempeñó como secretario y vicepresidente de CRA.

Destacamos su ejemplar desenvolvimiento, conciliador y de gran templanza ante las adversidades, sumamente prudente ante las diferentes opiniones, siempre manifestando firmeza de convicciones en favor del sector que representa.

Las Asociaciones Rurales de Santa Fe lo felicitan y auguran éxitos en la futura gestión.

Asimismo, agradecen la importante gestión desempeñada por Jorge Chemes como anterior presidente de CRA.

La Comisión Directiva de CRA para el período 2023-2025 quedó así conformada:

Presidente: Carlos Horacio Castagnani – CARSFE

Vicepresidente 1°: José Ignacio Colombatto – Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos

Vicepresidente 2°: Javier Rotondo – CARTEZ

Vicepresidente 3°: Pablo Sánchez – Asociación de Sociedades Rurales de Corrientes.

 

Secretario: Miguel Matías De Velazco -CARBAP

Prosecretario 1°: José Ignacio Lobo Viaña – CARTUC (Tucumán)

Prosecretario 2°: Daniel Enrique Lavayén – Federación de Sociedades Rurales de Río Negro

 

Tesorero: Ricardo Roquete – FEDERSAL (Salta)

Protesorero: Jorge Rois – FEPROJUY (Jujuy)

 

Vocal: Juan Carlos Goya – Federación de Sociedades Rurales del Chubut

Vocal: Gustavo Sutter Schneider – CARSFE

Vocal: Mariela Alejandra Kasko – Confederación de Asociaciones Rurales de Chaco y Formosa

Vocal: Miguel O´Byrne – Federación de Instituciones Agropecuarias de Santa Cruz

Vocal: Adrián Luna Vázquez – Confederación Rural de Misiones

Vocal: Juan Pablo Karnatz – FAAS (Santiago del Estero)

Vocal: Mario Hugo Leiva – CAR – Confederación de Asociaciones Rurales de Mendoza

 

Santa Fe, 8 de noviembre de 2023

Un país a la deriva, sin conducción política ni económica y una sociedad abrumada por el actual desastre

El presente no puede ser peor, vivimos el desasosiego de una actualidad abrumadora, sin conducción, con un Presidente cuya tarea se desconoce y sus resultados se sufren, un Ministro de Economía que actúa como candidato presidencial prometiendo un futuro distinto al presente al que nos condujo; el día a día del deterioro constante, con la actividad económica paralizada, nadie sabe qué hacer, como seguir, hacia donde vamos, el deterioro social se percibe en la calle y se vive tristemente viendo crecer la pobreza, la indigencia, la violencia y la inseguridad.

Al mismo tiempo, la irresponsabilidad política, que juega a tirarse escenarios de catástrofe y prometiendo futuro, con un simplismo que asusta, se elude hablar de los temas reales, se minimiza la realidad y se pretende hacer creer que después del 22 de octubre todo será diferente, como si la cronología de un día para otro, pudiera borrar los años de pésima administración.

El proceso inflacionario resulta insostenible para toda actividad económica y para la vida cotidiana y de allí el escenario de buscar refugio en monedas de valor confiable, merecemos una campaña electoral que muestre una salida seria, posible, con los instrumentos económicos que habrán de ser utilizados; una sociedad madura exige un Gobierno maduro, no se trata de ganar una elección, se trata de conducir un país y a su sociedad de manera ordenada y sobre todo, en este marco de proceso electoral, sostener una transición hasta el cambio de autoridades, que no agrave el presente, ni se sirva del Estado para utilizarlo de herramienta electoral, ni tampoco financiación electoral.

Es tiempo de dirigentes con visión de Estado y no simples candidatos a cargos, sin programas ni ideas modernas y realizables; el presente lo merece y no habrá futuro sin toma de conciencia, de porque estamos como estamos.

Desalentar exportaciones e importar alimentos, el reino del revés

La situación económico-social se agrava, ante una dinámica inflacionaria cada vez más sostenida. En abril el IPC general creció 8,4% mensual, y los alimentos lo hicieron 10,1%, creciendo como casi siempre detrás de Indumentaria, que lideró las subas con un 10,8%. Esta dinámica no es adecuadamente atendida por la política económica, con cepos, múltiples tipos de cambio y controles de precios que no pueden frenarla. Es más, son medidas que aceleran una inflación de origen monetario-fiscal, por la emisión para financiar el déficit, pero que ya adquiere una dinámica inercial creciente mes a mes.

Al respecto, el gobierno anunció que analiza la importación de alimentos libres de aranceles, como otra nueva «medida» contra la inflación. No deja de sorprender, dado que el problema inflacionario no se remite a un producto o rama productiva en particular, como los alimentos, sino que es un problema de raíz macroeconómica, responsabilidad únicamente de la política económica.

Por caso, el Índice de Precios al Consumo (IPC) de Uruguay aumentó en abril 7,6% anual, con un alza mensual de 0,7%, incluyendo una suba mensual de 1,9% para los alimentos, claramente distante de los guarismos de la Argentina.

El Relevamiento de Expectativas Macroeconómicas del Banco Central, que refleja el promedio de estimaciones de las consultoras, arroja para 2023 una inflación de, por ahora, 128% anual.

¿Tiene sentido usar las muy escasas reservas del Banco Central para gastarlas en importaciones de alimentos? Cuando esas reservas son imprescindibles para importar insumos que no se producen en el país, desde fertilizantes hasta piezas y accesorios de tecnologías varias para distintas actividades productivas. ¿Qué y cuáles alimentos se importarían? ¿Qué impacto tendrían en la medición del IPC? ¿Qué impacto tendrían realmente en la canasta de consumo de las familias?

¿Qué implicarían para determinadas producciones de alimentos nacionales, que van a vender aún menos, y así, agravar la crítica situación financiera de las empresas y golpear más la cadena de pagos? ¿Qué pasaría con los productores de frutas, verduras, carne, leche y otras producciones regionales, que reciben un precio interno que no cubre costos, tienen serios problemas de rentabilidad, no pueden ser competitivos con este tipo de cambio, y, paradójicamente, el consumidor no puede pagar el precio de estos alimentos, inflados de impuestos?

Las soluciones pasan por aplicar una nueva política antiinflacionaria, eliminando el déficit fiscal. Además, promoviendo la producción y las exportaciones, por ejemplo, avanzando en el Acuerdo Unión Europea- Mercosur, paralizado por este gobierno, donde se podrían exportar más alimentos, y no sumando importaciones innecesarias.

En un país que puede alimentar a muchos otros, y que lo hace en mucha menor medida por las equivocadas políticas agropecuarias, todas anti-exportadoras, aplicadas por este gobierno, plantear importar alimentos es, de alguna manera, vivir en el reino del revés.

El dólar-soja y las contradicciones de la política económica

El Ministerio de Economía, a través del Decreto N° 576/22 del 4/9, estableció el Programa de Incremento Exportador, que reconoce un tipo de cambio preferencial de 200 $/USD para las exportaciones de soja hasta el 30 de septiembre, con el objetivo de aumentar de manera veloz las alicaídas reservas del Banco Central.

Este mecanismo, más conocido como «dólar-soja», es cierto que permite a los productores que tengan saldos de granos de soja no vendidos antes, liquidarlos y obtener un mayor precio durante este mes.

Con todo, el nuevo precio temporario ofrecido sigue lejos del precio internacional, además de ser previo a la aplicación de los derechos de exportación de 33%.

Por su parte, el Banco Central, a través de la Comunicación «A» 7609, decretó hace unos días que los productores que hayan accedido a este beneficio no podrán acceder a la compra de dólar bursátil -CCL o MEP- ni al «dólar ahorro». Luego aclaró que la medida no alcanza a las personas físicas, sino a las empresas.

Ante todo, queda claro que se desconoce la estructura del sector agropecuario, donde muchos de los establecimientos productivos son personas jurídicas, y no personas físicas. Con lo cual, la medida cambia las condiciones del Programa de Incremento Exportador.

Esto se suma al comunicado previo donde el Banco Central fijó la tasa mínima para el financiamiento a productores, que mantengan un stock de soja superior a 5% de su producción, en el equivalente a 120% de la tasa de Política Monetaria vigente, medida que contradice el estímulo del dólar-soja. Y otro comunicado de este mes ha prorrogado las restricciones a las importaciones por dos meses más, hasta fin de año, aumentando la incertidumbre sobre el precio y la disponibilidad de insumos y fertilizantes importados.

Desde CRA nos preguntamos cómo se está coordinando la política económica, y que clase de señales se quieren transmitir desde el gobierno para restablecer la confianza de los productores, y de la población en general. El permanente cambio en las reglas de juego sólo genera más desconfianza, menos inversión, y, en definitiva, perjudica los incentivos para la siembra y la producción, y por ende la oferta futura de divisas de la próxima campaña, que ha sido el objetivo del gobierno con el Programa de Incremento Exportador.

Humedales: entre el humo y la verdad

Los humedales están actualmente presentes en casi todo nuestro país, brindando servicios ambientales, culturales y socio-económicos. En conjunto con los productores ganaderos, forestales, apícolas, citrícolas, etc. y sus familias que los habitan desde tiempos inmemoriales también brindan servicios agro-eco-sistémicos.

Es así que vemos como proveen de agua dulce, filtran y retienen nutrientes y contaminantes, amortiguan excedentes hídricos o sequías, mitigan la salinización de los suelos en algunas áreas, almacenan carbono, proveen alimentos, maderas, fibras, combustible, servicios turísticos, desarrollo social, etc.

En los últimos tiempos hemos visto cómo diversos focos de incendio depredaron su riquísima flora y fauna autóctona devastando grandes extensiones y desplazando a las familias, llegando a contaminar inclusive ciudades vecinas con el humo y las cenizas, tal como también pasó este último año en lugares tan disímiles como el norte, el centro, zonas de la Patagonia y el litoral. La sufrieron Misiones, Jujuy, Córdoba, Salta, Corrientes, La Pampa, Santa Fe, Formosa, Chaco, Entre Ríos, Santiago del Estero, y varios lugares del sur: Bariloche, Esquel, El Bolsón.

Ese humo tapó la ineficiencia del Estado: la de los organismos de control y seguridad, ocultó la demora y la eficacia en la detección temprana, en el accionar y ataque rápido y sepultó bajo las cenizas la falta de coordinación y respuestas entre Nación y Provincias. ¿Hace falta una nueva Ley para que esto deje de suceder?

La República Argentina cuenta actualmente con leyes nacionales que deberían proteger y conservar adecuadamente los humedales:

1) Ley 25.675 General de Ambiente

2) Ley 25.335 Ratificación Convenio RAMSAR para Protección de Humedales

3) Ley 25.688 Gestión Ambiental de Aguas

4) Ley 26.815 Manejo del Fuego

5) Ley 26.652 Quemas Controladas

Asimismo, hay una cantidad de Leyes Provinciales que rigen la materia.

Sin embargo, actualmente más de una docena de proyectos de distintos partidos políticos sobre «Presupuestos Mínimo» para el humedal se debaten en el Congreso Nacional, al tiempo que el fuego avanza. La discusión sobre este tema se debe dar descartando fanatismos e ignorancia, en un marco de serenidad y responsabilidad política y no puede depender de una demagogia circunstancial, ni estar cruzada por urgencias de situaciones ambientales presentes.

Apelamos a la dirigencia política, para que evalúe el marco normativo actual y su aplicación práctica, porque no se trata de sumar capas legislativas, sino de su cumplimiento, sus medios y sus resultados. No simplifiquemos los temas importantes ni actuemos bajo la presión de falsas consignas.

La sobreabundancia y superposición de legislación no evita los daños. Lo que previene los siniestros y conserva el ambiente es cumplir las leyes vigentes. Hagámoslo.

No ocultemos la verdad.

No releguemos más a las economías regionales

Los comentarios periodísticos de algunos medios, dan cuenta del estudio por parte del ministro de Economía de una probable medida destinada a que, en el corto plazo, lo productores de soja, liquiden sus existencias, obteniendo una mejora en el resultado neto de su venta, mediante la extensión de un bono.

Como Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) es una entidad profundamente federal, advierte que de resultar cierta la medida, constituye un evidente agravio por trato desigual, para el resto de los productores, que sin contar con este supuesto beneficio deben afrontar la venta de sus producciones, mediante la liquidación de dólares al tipo de cambio oficial, visiblemente retrasado, frente a las demás variables de la economía.

La totalidad de las economías regionales, cuyas producciones se exportan, se encuentran relegadas y con severos daños económicos, por la persistencia del Gobierno en sostener un tipo de cambio, notablemente inconsistente, con brechas superiores al 100% de aquellos tipos de cambio con el que se forman los costos de su producción.

En efecto, la inflación, los insumos, las paritarias, las tasas de interés corren a un ritmo que cada vez se despega más del tipo de cambio oficial, por tanto, resulta prioritario, no solo crear las condiciones económicas para que sus producciones sean rentables, sino también que las medidas económicas, sean cuales fueran, comprendan al universo de productores y no marginando algunos, por mero capricho del Estado.

La necesidad de ingreso de divisas del Banco Central, no puede generar un trato injusto y desigual, entre productores de soja y el resto de las economías regionales, es tiempo de terminar con los parches y generar desde el Estado, las condiciones macroeconómicas, generales, estables e igualitarias, para que el sector primario crezca y reciba el precio justo de su trabajo.

El tipo de cambio oficial, no es un problema de la soja, es un problema que tiene toda la producción del campo.

El dólar soja, para especuladores, no para productores

En los últimos días, asistimos a una violenta embestida del Gobierno, en contra de los productores, imputándoles falsamente, la ausencia de dólares que el Gobierno padece.

Desde el presidente hasta algunos de sus más obsecuentes seguidores, culpan al campo, pretendiendo ignorar, la realidad, la forma de producción, las estadísticas y hasta los más elementales derechos constitucionales.

El gobierno luce desorientado, errático y no se sabe quién conduce, en su propia crisis, busca culpables, ahora pretende, que sea nuevamente el campo.

Hace unos días el ministro de Agricultura, indicó que no habría ni devaluación ni quita de retenciones; por la noche el Banco Central, formuló un engendro, destinado a incentivar la venta de soja; Mismo Gobierno, mismo día, señal clara del desconcierto.

El Gobierno ignora el funcionamiento de comercialización y financiamiento del sector agropecuario.

No se puede ignorar la falta de confianza en el Gobierno, los muchos rumores que se alientan, aún, desde el propio oficialismo, todos coincidimos en que la crisis es producto de la pésima gestión del Gobierno, la incapacidad de su Gabinete, la ruptura de su alianza política y el atraso ideológico de sus posturas económicas y políticas.

El anuncio de un dólar «soja» por treinta días, pretende convertir al productor sojero, del interior del país en un timbero profesional; Bajo la mirada atenta de la medida, se esconde un proceso de gestiones múltiples, engorrosas, cuestiones impositivas provinciales y plena confianza en el Gobierno, demasiado engorro para gente que solo está acostumbrada a trabajar, producir y ahorrar en la moneda que produce (sus granos) para ir comerciando en la medida de sus necesidades.

La multiplicidad de tipos de cambio, solo muestra el descontrol económico en el que estamos, donde a cada día y a cada problema se crea un nuevo tipo de cambio. Los turistas la semana pasada; quienes liquiden soja, esta semana, solo activan la desconfianza, la sensación profunda, que con tanta inconsistencia no saldremos nunca del pantano en el que estamos.

El presidente y su violencia verbal, contrastan con su pasividad y pésima gestión, unos pocos confundidos que pretenden seguir viviendo del Estado, amenazan marchar contra los productores, sí, marchan contra los que posibilitan que ingresen los dólares con los que se sostiene el frente externo y el pago de importaciones.

Gobierno confundido, ministros que se contradicen, medidas mal tomadas, inconsultas y nulas en sus resultados, culpas a terceros, violencia en las palabras y los gestos, decadencia y mentiras, agobio de los ciudadanos, récord de inflación, sin crédito externo, ni interno, solo auguran más decadencia, aunque a los gritos se nos pretenda engañar con un presente tan promisorio, como inexistente.

El agro sigue aportando divisas al país en medio de la crisis de importaciones

El INDEC informó el saldo comercial acumulado a mayo, de USD 3.196 M, muy inferior al de 2021, de USD 5.672 M, debido a un alza de 44,2% de las importaciones, vs una suba de 26,6% de las exportaciones. La suba de las importaciones es un tema en discusión en el país en estos días.

Mientras tanto, la producción agropecuaria y agroindustrial sigue sosteniendo el resultado comercial, con el 66% de las exportaciones totales. De acuerdo a un informe realizado por Ernesto O’Connor, responsable del Departamento de Información Económica de CRA, los complejos de soja, girasol, maíz, trigo y cebada aportaron un acumulado de USD 13.386 M, con notable suba de las exportaciones de maíz y trigo, es cierto, en parte, por la suba de precios internacionales.

La carne bovina congelada, deshuesada, fresca o refrigerada registró exportaciones por USD 1.336 M. Las exportaciones de biodiesel fueron de USD 1.090 M, frente a valores de USD 435 M el mismo período de 2021, mostrando el gran dinamismo de esta actividad, que podría estar aumentando la oferta interna de gasoil, hecho que no ocurrió porque el gobierno redujo el corte al 5 % el año pasado, limitando la oferta al mercado interno.

Más allá de la suba de precios internacionales, y a pesar de la reciente sequía de la Niña, la producción agropecuaria sigue sosteniendo el resultado comercial de la Argentina, que es inferior al del año previo, por el abrupto aumento de las importaciones.

 

Es verdad que, por efecto de la invasión de Rusia a Ucrania subieron los precios internacionales de los fletes y de los combustibles, pero la falta de previsión de la política energética ha derivado en un aumento significativo de las importaciones de combustibles: el gasoil importado creció USD 1.461 M anual, y el gas natural licuado USD 622 M con respecto a enero-mayo 2021.

Así, las importaciones de combustibles pasaron a ser el 14% del total importado. Por otra parte, la realidad de la estructura productiva nacional indica que los insumos importados son imprescindibles para producir.

Finalmente, la brecha cambiaria del orden de 80% completa el problema, alentando la venta de gasoil fronterizo, como así también generando todo tipo de distorsiones en el comercio exterior. El agro, en cambio, sigue sosteniendo la única entrada neta de divisas al país, en medio de un contexto económico complejo.